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Conrad Aiken -God's acre-
Thursday, May 18, 2006
God's acre
Conrad (Potter) Aiken (1889-1978)


In Memory Of. In Fondest Recollection Of.
In Loving Memory Of. In Fond
Remembrance. Died in October. Died at Sea.
Who died at sea? The ñame of the seaport
Escapes her, gone, blown with the eastwind, over
The tombs and yews, into the apple orchard,
Over the road, where gleams a wagon-top,
And gone. The eastwind gallops up from sea
Bringing salt and gulls. The marsh smell, too,
Strong in September; mud and reeds, the reeds
Rattling like bones.

She shifts the grass-clipper
From right to left hand, clips and clips the grass.
The broken column, carefully broken, on which
The blackbird hen is laughing - in fondest memory.
Burden! Who was this Burden, to be remembered?
Or Potter? The Potter rejected by the Pot.
'Here lies Josephus Burden, who departed
This life the fourth of August, nineteen hundred.
"And He Said Come." ' Joseph Burden, forty,
Gross, ribald, with strong hands on which grew hair,
And red ears kinked with, hair, and northblue eyes
Held in one hand a hammer, in the other
A nail. He drove the nail... This was enough?
Or — also — did he love?
She changes back
The clipper. The blades are dull. The grass is wet
And gums the blades. In Loving Recollection.
Four chains, heavy, hang round the vault. What chance
For skeletons? The dead men rise at night,
Rattle the links. 'Too heavy! can't be budged...
Try once again — together NOW!... no use.'
They sit in moonless shadow, gently talking.
'Oíd Jones it must have been, who made those chains.
I'd like to see him lift thern now!'... The owl
That hunts in Wickham Wood comes over, mewing.
'An owl,' says one. 'Most likely,' says another.
They turn grey heads.

The seawind brings a breaking
Bell sound among the yews and tombstones, ringing
The twisted whorls of bronze on sunlit stones.
Sacred... memory... affectionate... O God
What travesty is this — the blackbird soils
The broken column; the worm at work in the skull
Feasts on medulla; and the lewd thrush cracks
A snailshell on the vault. He died on shipboard —
Sea-burial, then, were better?

On her knees
She clips and clips, kneeling against the sod,
Holding the world between her two knees, pondering
Downward, as if her thought, like men or apples,
Fell ripely into earth. Seablue, her eyes
Turn to the sea. Sea-gulls are scavengers,
Cruel of face, but lovely. By the dykes
The reeds rattle, leaping in eastwind, rattling
Like bones. In Fond Remembrance Of. O God,
That Ufe is what it is, and does not change.
You there in earth, and I above you kneeling.
You dead, and I alive.

She prods a plantain
Of too ambitious root. That largest yew-tree,
Clutching the hill —

She rises from stiff knees,
Stiffly, and treads the pebble path, that leads
Downward, to sea and town. The marsh smell comes
Healthy and salt, and filis her nostrils. Reeds
Dance in the eastwind, rattling; warblers dart
Flashing, from swaying reed to reed, and sing.


Camposanto

A la memoria de. En recuerdo de.
En memoria del muy amado. En su
Recuerdo. Muerto en octubre. Muerto en el mar.
¿Quién se murió en el mar? El nombre de aquel puerto
Se le escapa, arrastrado por el viento del este,
Sobre tumbas y tejos, voló entre los manzanos,
Sobre el camino, donde reluce una carreta,
Y se fue. Desde el mar trota el viento del este
Con sal y con gaviotas. La marisma, además,
Huele fuerte en septiembre, juncos y fango, juncos
Crujiendo como huesos.

Se pasa las tijeras de podar
De una mano a la otra, poda y poda la hierba.
La columna truncada, truncada con cuidado, donde
Se ríe el mirlo hembra — a la memoria de.
¡Burden! ¿Quién fue este Burden que hemos de recordar?
¿O Potter, ese Potter rehusado por el pote?
«Aquí yace Josephus Burden, que abandonó
Este mundo el cuatro de agosto, mil novecientos.
"Y Dios le dijo: ven."» Josephus Burden, de cuarenta,
Irreverente, grueso, manos fuertes, peludas,
Y orejas rojas retorcidas, con pelo, y de ojos azul norte,
En una mano un martillo, en la otra
Un clavo. Lo clavó... ¿Fue suficiente?
¿O es que también amó?

Se cambia
De mano las tijeras. No cortan. La hierba está mojada
Y se pega a los filos. A la memoria de.
Cuatro cadenas cercan la cripta, muy pesadas. ¿Qué posibilidades
Tienen los esqueletos? Los muertos salen por la noche,
Hacen sonar los eslabones. «¡Demasiado pesadas! No se pueden mover...
Otra vez, todos juntos. ¡AHORA!... Es imposible.»
Se sientan en lo oscuro, sin luna, hablan tranquilamente.
«Fue el viejo Jones, sin duda, quien hizo estas cadenas.
¡Me gustaría verlo ahora levantarlas!...» El buho
Que caza en Wickham Wood viene a ver, y maulla.
«Un buho», dice uno. «Seguro», dice otro.
Ladean sus cabezas cenicientas.

La brisa trae el roto
Sonido de campanas entre tejos y tumbas, hace sonar
Las volutas de bronce en las piedras al sol.
Sagrada... A la memoria... Tu muy querido... Oh Dios,
Cuánta parodia. El mirlo ensucia
La columna truncada; el gusano en el cráneo
Se da un festín de médula; y el impúdico tordo
Tritura un caracol en la cripta. Murió embarcado; entonces,
¿qué mejor que una tumba en el mar?

De rodillas,
Mocada contra el césped, poda y poda,
Con el mundo sujeto entre las dos rodillas, medita
Hacía abajo, como si sus pensamientos, tal hombres o manzanas,
Ya maduros cayeran a la tierra. Azul de mar, sus ojos
Se vuelven hacia el mar. Son carroñeras las gaviotas,
De cara cruel, pero al fin bellas. En el embarcadero
Los juncos crujen, moviéndose con el viento del este, crujen
Como huesos. A la memoria de. Dios mío,
La vida es lo que es, y no cambia.
Tú ahí en la tierra, y de rodillas yo encima de ti.
Tú muerto ya, yo viva.

Ella pica un llantén
De raíces demasiado ambiciosas. Ese tejo tan grande
Sujeta la colina.

Se alza de sus rodillas
Entumecidas, rígidas, pisa el camino de guijarros que baja
Al mar y a la ciudad. El olor a marisma
Sube sano y salado, y llena su nariz. Los juncos bailan
Con el viento del este, crujen; las currucas se cruzan,
Brillando en el vaivén de los juncos, y cantan.

Versión de Carmen Toledano

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posted by Alfil @ 6:56 AM  
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